¿PARA QUÉ ESPERAR AL
DICTAMEN, SI EL RESULTADO ESTABA DECIDIDO DE ANTEMANO?
Araba sin Garoña anunció en 2014, al inicio de la
tramitación del proceso de reapertura de Garoña, que el dictamen del CSN estaba
escrito de antemano, el resto juego de espejos y cortinas de humo. Ante la situación
creada nos hacemos cuatro simples preguntas:
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¿Si el informe oficial del gobierno de Japón
apuntaba a la connivencia del operador, el regulador y el gobierno como
responsables del accidente en Fukushima, no ha quedado claro en Garoña la
connivencia entre el operador (Nuclenor), el regulador (CSN) y el gobierno (del
PP)?
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¿Si la última palabra la tiene el Ministerio de
Energía, como puede afirmar Álvaro Nadal que la orden ministerial que decida la
reapertura o no seguirá las indicaciones del CSN, cuando el PP lo ha
convertido, tanto en su composición como en su funcionamiento, en un apéndice
del propio gobierno?
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¿Se puede pensar que el Partido Popular, además
de abdicar de sus obligaciones como administración pública dejando nuestra
seguridad en manos del oligopolio eléctrico, ha engañado al electorado alavés?
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¿Alguien puede creer que si los partidos
políticos e instituciones vascas que se presentan ahora como adalides del
cierre definitivo de Garoña, hubiesen puesto sobre la mesa todos los
instrumentos a su disposición, hubiésemos llegado a esta, no por esperada igual
de espeluznante, situación de indefensión?
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